Me he sumergido
en los charcos
de la avenida
del suicidio.
He nadado
en los vasos
más sucios
de un tugurio.
He buceado
en la saliva
que me mentía
bajo la lluvia,
y también
me he ahogado
en una lágrima.
En un mundo
sin magnitud,
de aguas bravas
y dolor punzante,
grito socorro
pero nadie viene
a rescatarme.
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