La soledad que bajo mi techo habita
me cuenta que necesita más libertad,
que su edad a conocer lugares le incita
y que deshojar margaritas da felicidad,
mas la mitad se contemplan marchitas,
¡qué poco bonita es a veces la realidad!
Qué desagradable se torna lo imposible,
que corazones vibren sin ser impenetrables,
que el aire se haga irrespirable es terrible
y es horrible no poder describir lo inefable;
así que no me hablen de lo que es perceptible
porque busco lo invisible y lo inimaginable.
La soledad no dejará nota de despedida
ya derrochó media vida y simplemente se irá
a algún lejano lugar, quizá una isla perdida
donde no hay avenidas para deambular,
allá para cicatrizar algunas heridas
y ya por fin decidida poderse amar.
Ojalá conocieran a esta soledad fría
convertida en poesía de primavera
pues a su vera todo es melancolía
mas me mata la agonía si no se queda;
ella es mi compañera y yo su compañía,
ojalá, soledad mía, todas fueran tan sinceras.
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