miércoles, 3 de junio de 2015

730.

Habiendo superado los kilómetros en número,
y con todo el tiempo del mundo para recuperar lo perdido.
Los días han sido tachados por tinta ensangrentada,
y por un arsenal lleno de utopías y palabras.

''Irremplazable'' utilizaría para definirte,
o como la persona que transformó mis días grises,
para convertir a cada uno en una efeméride.
Construyendo de un papel una pirámide.

Mediré mis palabras para hablar de ti,
y te describiré como nunca escribí.
Ahí, donde caí, tus brazos, mi hobby.
Sexy, alcanzando yo el frenesí.

Vi, vis a vis, a tu voz hablarme suave,
y logró subirme a una nube,
de la que desearía no bajarme,
y bajar mis humos con aires de desdén.

Desde el cielo vemos a Dios abajo,
pena que lo nuestro con él no cuajó.
El mejor atajo se apellida ''tus labios'',
y necesito ese camino a diario.

Con cambios como el cosmos,
cómo coño echar el freno si no llevo casco.
Combustible de repuesto, el camino será largo;
quién sabe si eterno.

Poemarios de Rubén Darío a un lado,
ahora yo soy quien los escribo.
Aunque no descarto enviarle una carta
para que opine sobre el mío.

Rememorando poemas de mis principios,
que me han ayudado a alejarme del precipicio.
Yo que suelo propiciar mi suicidio,
y ahora solo escribo lo que vivo.

Tu mano en ese acantilado al vacío,
escalofríos recorren mi cuerpo
con solo evocarlo.
Te debo una, recuérdalo.

Poco cuerdo, pero con los pies en el suelo,
pese a tener pájaros en la cabeza;
porque me llevas a un cielo
donde no existe lo malo.

El espacio se nos queda pequeño,
algo grande estamos haciendo.
Conviertes pesadillas en sueños,
cuánto tiempo andé perdido.

En tus pupilas encontré mi sitio,
me exilio del martirio en estas,
y resto delirios a mis noches ácidas,
trayendo calma a la tormenta.

Miento, si digo que no te querré
mientras respire, o que no te escribiré
un poema al que no pondré tu nombre,
mas es un problema olvidarte.

No me quiero dar de bruces,
prefiero abrazos, que enciendan
mis luces apagadas, o lazos que
me unan a ti en esta madrugada.

Hace tiempo que tiento al futuro,
pero solo lo imagino contigo.
Me da igual que acabemos en el infierno
si estamos juntos.

Ya no me pregunto que será de mí,
la tesis es fácil; yo el sediento,
tú mi oasis. Pueden llamarme cursi,
les daré un curso sobre escribir.

Va y viene, el vaivén del tren,
que me lleva a verte y también a despedirme.
Que crimen, no son las cosas así en el cine.
Pero es arte el luchar por lo que quieres.

Adiós a los príncipes de Disney,
saluda a las historias reales.
Vayámonos a Sidney, 
o a alguna ciudad sin ley.

Vendí mi alma al diablo,
y dialogué para hacer un pacto,
que ahora aborto, porque perdí
su respeto al decirme que no existe un Dios.

Me retracto, eres el retrato
que ni Dalí hubiese imaginado.
Reclamo para el clamor
de decirte que te echo de menos.

Menos cuando estoy contigo,
que siento mariposas en el estómago,
donde solo habitaban gusanos.
Solo decirte esto.

Que te necesito,
y que 730 días
no son nada,
si nado a tu lado.

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