Ya sin miedo, escribo
lo que ayer era privado.
Como que recuerdo
lo que otros han olvidado.
O como que todos se fueron
pero aprendí a vivir solo.
Que echar polvos era mejor
si yo fuera ellos,
pues estaría muerto.
No me importa estarlo,
si en un cielo paralelo
te sigo viendo.
Pocos leerán mis textos,
por eso mi testamento
no lo heredará el estado,
pues no querrán mis escritos.
Dándole otros significados al asunto,
el difunto escupe restos
que tantos han callado.
Escribo lo puro,
lo que sale de dentro.
Si salto por el balcón
es para caer en tus brazos.
Guárdame este refugio,
volveré pronto.
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