De poesía creen que se nutren
esos buitres que nunca
podrán rozar las nubes,
o incluso mirarlas con vista
de cóndor desde lo más alto del cielo.
Y casi extintos como los cóndores
están los verdaderos poetas.
Quizás vayan ligados de la mano.
Y he aquí la ironía de que
las plumas ya apenas se usen,
y estas aves estén desapareciendo.
y estas aves estén desapareciendo.
Aun con coraza, los verdaderos
cóndores te darán caza.
Sus ojos se clavarán en ti,
llevándote al fin,
a pensar que no es sitio para ti,
este jazmín con abejas asesinas.
Y nunca morirá el poema,
mientras la pluma siga viva.
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