domingo, 31 de enero de 2016

Todo lo que de ti queda.

Llévate de mi corazón
todo lo que de ti queda.
De mí solo queda dolor
y un ardor que me quema.

El efecto mariposa
dictaminó que nuestros caminos
se bifurcarían y serían distintos,
donde los tuyos son de rosas
y los míos laberintos.

Dónde encontrar la salida
cuando tan fácil era
seguir con mis dedos las líneas
que adornaban tus caderas.

Perderme en estas
y no querer salir
porque ahí construí
mi felicidad eterna.

Las preguntas sin respuesta
me llevan a pensar si huir
de la ciudad o del país
hubiera sido mi mejor muestra.

Hacerte feliz lejos de aquí
y dejar atrás todo lo demás,
pero no somos Bonnie & Clyde
ni lo seremos jamás.

Otro bajón autodestructivo
por pensar qué hubiera pasado
si no te hubieras ido de mi lado
en las noches de domingo.

Te perdono, pero no te olvido.
Solo pido una llamada al teléfono
para recordarme al menos
todo lo que para ti fuimos.

Porque fuimos
y ahora ya no somos
si acaso solo desconocidos
que ni se miran a los ojos.

Quizá quiera olvidarte
pero no puedo
porque en este desastre
tu ausencia se quedó.

Y a veces cruzo los dedos
para volver a verte
y ser los dos
que burlaban a la muerte.

Llévate de mi corazón
todo lo que de ti queda
o dame una razón
para que vuelva.



Si me quisieras como yo a ti.

De pequeño anhelaba ser eterno
ahora pienso en el suicidio.
Réquiem por los sueños
que quedaron en el camino.

A menudo los recuerdo;
a menudo los olvido.
''Vivir'' es solo un verbo
si para ello no quedan motivos.

Tiraría todo lo que escribo
por pasar unos segundos contigo;
y no atado a un bolígrafo
cuando respirar se me hace excesivo.

Rompí con lo establecido
y al final me quedé solo;
la soledad me violó
y con ella tuve un hijo.

No fue sorpresa su abandono,
todos acabaron yéndose.
Pero en este caso no
porque te la regalé.

Sé lo que es sentirse vacío
entre la muchedumbre
y ya me acostumbré
al amanecer solo entre rocío.

La escarcha cubriendo mi piel
por esperarte desde tu marcha;
las manchas en el papel
por las noches de lágrimas.

Cuando el suicida ama la existencia
pero la vida no le sacia
la salida es tu presencia
sin importar la distancia.

La poesía que me llena
es la de las madrugadas en vela
donde cambio mi esquela
por un verso a tu sonrisa eterna.

Si me quisieras como yo a ti
necesitarías dos corazones
porque este latir
a uno solo lo rompe.


domingo, 24 de enero de 2016

Nunca recibí un poema.

Dediqué cientos de poemas
sin obtener respuesta alguna.
Ninguno de vuelta;
inoportunas musas.

Difusa dejaron mi poesía,
que ya no significa nada.
Sola y vacía;
olvidada.

Litros de tinta derramada;
sangre en ocasiones,
tapando con las sábanas
todos mis corazones.

Cuántas veces resucitaré
hasta aprender de mis errores;
y cuántos jardines quemaré
para que nazcan flores.

Quién valorará lo que escribo
antes de que muera
por exceso de pena
o por vivir sin motivo.

Acaricié pieles frías
besé bocas sin alientos;
y entonces mi poesía
murió junto a sus cuerpos.

Quedando totalmente vana
tornándose muda
y siempre con la duda
de si volverá mañana.

Nunca recibí un poema
y quizá ya ni lo espero
aun dedicando un centenar
en cada noche de enero.


miércoles, 20 de enero de 2016

Guardo una nota de suicidio.

Guardo una nota de suicidio
como preludio a mi muerte;
deberé poner algún remedio
si siempre fue esquiva la suerte.

Si mis lágrimas se vierten
y a mis páginas visten,
estas tristes me advierten
del rojo de su tinte.

Melancólico siempre me viste;
en silencio por cicatrices.
Mis sonrisas jugando al escondite,
y yo esperando días más felices.

Siempre preferí el ayer maquillado,
el nacer de otro día soleado.
No el hoy colmado de chubascos,
y mis pulmones negros por el tabaco.

Los ojos hinchados de no pegar ojo;
el insomnio reprimiendo el silencio;
noches en las que al recuerdo acojo
para que me devuelva mis sueños.

No sé si el olvido se los llevó todos
o es que realmente no existieron,
o como Nerón de algún modo
los quemé para un futuro nuevo.

Ya no muevo los hilos,
pendo sobre estos.
Al filo del abismo
donde ya no tengo miedo.

Tomad mi nota
y mis poemas.
No hay mas;
se acabaron las derrotas.


lunes, 11 de enero de 2016

Lo desconozco todo de ti.

Lo desconozco todo de ti
como de la felicidad Bukowski,
y ambos escribimos el sentir
de volver a latir por lo que morimos.

Déjame contar tus lunares
en cada noche de luna llena;
déjame llevarte a lugares
que muy pocos sueñan.

Quiero compartir contigo
hasta el fuego que te quema,
y hacer de él una hoguera
que nos sirva de abrigo.

Bajo un manto de estrellas
a menudo nos perdimos
pero en cada huella que dejas
yo sigo tu camino.

No necesitamos brújulas
si en este universo somos partículas
y deslizarme por tus clavículas
hace que ame deambular.

Nunca saldremos en una película
si esto no tiene final
y nuestro amor figura
en la palabra ''eternidad''.

Muchos especulan
con que todo se acaba
y nosotros cavamos la tumba
de todas esas palabras.

Mi poesía se desnuda
ante tal obra de arte,
¿qué otro ser a oscuras
sigue tan radiante?

Admiro tu ser
si en él puedo ver
un oasis de placer
cuando muero de sed.

Y en este desierto
pude encontrarte,
cuando estaba muerto
y me resucitaste.

Lo desconozco todo de ti
y pese a eso te quiero,
fue ahí donde que descubrí
que ese es el amor más sincero.



martes, 5 de enero de 2016

En este universo.

Todo sigue igual
a pesar de que los años pasen
y no será una de mis frases
la que me salve.

Supongo que tú tampoco
si te evoco en mis sueños
y lo único que haces con ellos
es dejarlos rotos.

Pero sigo sin saber por qué
si nos necesitamos el uno al otro
y ojalá no me equivoque
al seguir esperándote.

Quererte se me hace inevitable
si cada vez que intento describirte
en el papel se vierte
la palabra ''inefable''.

Siempre me aferro a lo imposible
si lo que fácil viene, fácil se va
y a mí eso no me sirve
si quiero que te quedes.

Tú que sueles evadirte
mirando al mar
y yo queriéndote dar
hasta el agua de Ganímedes.

En mi mundo abolí
el heliocentrismo
porque todo gira
 en torno a ti.

Y en este universo
mis versos orbitan al son
del sol que me incita
a perderme en tus besos.


lunes, 4 de enero de 2016

Solo eran espejismos.

Solo queda silencio
en este inmenso espacio
mientras tú despacio
te sigues yendo.

Andando ya tan lejos
que no hay lugar
ni siquiera en el recuerdo
para volver a ver tus ojos.

Por unos momentos
transformaste el dolor
en amor,
pero solo eran espejismos.

Ahora que me ahogo
en el más profundo de los charcos
sé que el alcohol y el tabaco
solo me hicieron más daño.

Pero nunca más que tú
porque en noches oscuras
quise ser tu luz
y tú quitarme la luna.

Dime qué queda ahora
que el tiempo nos manipula
y tengo que calcular
todas las horas perdidas.


Por llegar tarde.

No sé si hacer una oda al dolor
mientras el amor se ahoga,
o arrancar cada flor
de mi jardín de amapolas.

Sería como cortar las alas
a un pájaro que no vuela
o pasarme las madrugadas
esperando a que vuelvas.

No salvaré al amor
y las flores están muertas;
el pájaro ya teme al cielo
y tú cerraste la puerta.

Tanto escribir de nada sirvió
si tus labios
dijeron adiós
presos del delirio.

Desde mi suicidio existencial
no vuelvo a ser el mismo
y caigo al abismo
cuando ya no me importa lo demás.

Y ahora que no me queda nada
solo poemas en rotas páginas
no llegas a imaginar
toda la sangre derramada.

Tampoco es culpa tuya
que me autodestruya
y tú huyas
dejando solo al lobo aullar.

Yo elegí quererte
tú a mí matarme
por llegar tarde
a salvarte.