Eres la nota escondida
en un piano empolvado;
una melodía tan perdida
que jamás nadie ha escuchado.
El trino de los pájaros
cada mañana de sábado;
el petricor desde el tálamo
del cuarto menos diáfano.
Musa en toda poesía,
música con cada latido;
la más dulce epifanía
que un poeta ha vivido.
Un charco iridiscente
tras un aguacero;
un corazón verdadero
entre tantos que mienten.
La voz meliflua
que atenúa
en la rúa
palabras superfluas.
Eres inefable,
una flor inmarcesible;
sé que describirte no es posible
pero querer hacerlo es inevitable.
del cuarto menos diáfano.
Musa en toda poesía,
música con cada latido;
la más dulce epifanía
que un poeta ha vivido.
Un charco iridiscente
tras un aguacero;
un corazón verdadero
entre tantos que mienten.
La voz meliflua
que atenúa
en la rúa
palabras superfluas.
Eres inefable,
una flor inmarcesible;
sé que describirte no es posible
pero querer hacerlo es inevitable.