domingo, 28 de febrero de 2016

Por unos instantes.

A mil kilómetros por carretera
y anhelando recorrer esta,
sabiendo que tras ella me espera
el final de la tempestad.

Tus brazos como rescate
a mis gritos de socorro.
Hoy toda mi felicidad borro;
ojalá te hubiera conocido antes.

Antes de darme a las calles
y de fundirme con el asfalto.
Ojalá voláramos alto,
por encima de los mares.

Agarrados de la mano,
atados a la libertad;
queriendo despertar
en un planeta lejano.

Imaginar no es en vano
si conseguimos un ápice,
y nos convertimos en artífices
de mundos menos quemados.

Transformando nubes
en cielos despejados
y la tristeza de esta urbe
en un distante pasado.

Por unos instantes
consigo estar a tu lado,
dando por fin resultado
a lo de imaginarte.

Esperando a que las utopías
sean realidades,
y el destino no dispare
a sangre fría.


jueves, 25 de febrero de 2016

Inocencia.

A duras penas
sigo caminando
en noches de luna llena
que vacío me dejaron.

No solo los bolsillos
por no ser millonario;
el dinero es secundario
rodeado de cuchillos.

Esta madrugada
yo a los grillos canto
centinelas pasadas
que ellos me enseñaron.

En el rincón más solitario,
me siento a esperarte,
sin que la tristeza se aparte
un segundo de mi lado.

Quise no crecer
para no perderte,
y me perdí al creer
que eso era suficiente.

Ahora que apenas quedan horas
para llegar a los veinte,
en mi interior aflora
el anhelo de tenerte siempre.

Solo un ápice de lo que fuiste ayer;
la mujer que dio vida a mis lápices,
con los cuales felices paisajes coloreé
y no supe de la tristeza y sus tonos frágiles.

Inocencia, no te olvides de volver;
cada febrero te espero,
añorando la niñez
donde el dolor era más efímero.


viernes, 19 de febrero de 2016

Jamás algo real.

Ahora que estás más lejos
que nunca,
y mis sueños más complejos
se truncan,
mi tristeza busca consuelo
por el desvelo
de miles de noches por tu culpa.

Te puse una orden de busca y captura
por huir como Thelma y Louis,
a sabiendas de que mi única cura
era tu amor para ser feliz.

Sigo esperándote
como el primer día,
pero mejor no liquides
mi poesía;
solo esta dice
lo que mi voz callaría.

Las palabras hoy gritan
porque sus letras sangran,
sabiendo que son para ti escritas
las líneas más amargas.

Hoy hasta el alba se apaga
y solo quedan sombras
adornadas por las llamas,
cuando amas
pero no me nombras.

Mis noches en vela
son sofocadas
por quimeras,
pero estas
están abocadas
a ser simples entelequias.

Jamás algo real,
ni siquiera un resquicio;
viendo más cerca el suicidio
que un principio
a mi historia ideal.


martes, 16 de febrero de 2016

Nuestro amor en el papel.

Ojalá me resucites,
y esta presión que siento
no acabe por salpicar de rojo
todos mis días grises.

Puestos a elegir,
regálame azulados
a tu lado,
pudiéndote decir
que gracias a ti
mi tristeza ha acabado.

Pero mientras tanto,
sigo escribiendo
al encanto
de buscar algo
de felicidad
en diluvios de llanto.

En contadas ocasiones
la acabé encontrando,
pero ahora ni en los rincones
más putrefactos
encuentro razones
para seguir soñando.

Me siento tan solo
desde que mi soledad voló,
que mis párpados trémulos
traen consigo solo insomnio
y entre cálculos erróneos
pienso que volveremos a vernos.

Este invierno es demasiado largo
y quisiera largarme a encontrar calor,
sabiendo que todavía valgo
para algo más que llorar tu amor.

 Si encuentras algún poema mío,
seguramente será para ti
pese a que la mayoría los partí,
desde que ya no sonrío.

O los guarda algún cuaderno
que tiempo atrás compartimos
y entre bártulos que nunca ordeno,
alguno de ellos se quedó contigo.

Aunque siempre pensaré
que te los llevaste a propósito
con el hábito de leer escrito
nuestro amor en el papel.


sábado, 6 de febrero de 2016

Con odio te quería.

Tanto escribir
y lo que me callo.
Lo que está por salir,
pues solo expongo lo que subrayo.

Mandaré a tomar viento
a quien encienda la luz,
en este ataúd
aprendí a sonreír sufriendo.

Cada libro me enseñó
que a cada página que paso
está más cerca el adiós
y más vacío el vaso.

Me beberé
hasta los fluidos de tu ser;
al menos no moriré de sed
si acaso de placer.

Puedo ser tan obsceno
como los versos de Quevedo,
ya que fue lo único que quedó
de nuestro amor enfermo.

Si te recito un soneto
con todo lo que en mi cabeza sonó
no descuelgues el teléfono
porque no respeto
a quien tanto prometió.

Textos desabridos
para quien me quiso,
aunque de haberlo sabido
nunca te hubiera querido.

Todo lo que guardo en un suspiro
contra mi conciencia arremetió;
con ganas de liarme a tiros
después de hacernos el rencor.

No me hubieras sustituido
si supieras que nadie te escribirá como yo,
y aún menos te mirará hasta quedarse dormido
o te querrá hasta el último latido de su corazón.

Ahora cargo con el peso
de un recuerdo herido,
porque sigo preso
de esos besos perdidos.

De versos escritos
que nunca te entregué,
y todo quedará en pretérito
menos quererte.

Puedo dedicarte las líneas
más sanguinarias,
pero mi poesía
llama a la nostalgia.

Hasta echar de menos
las noches más frías,
y escribirte versos tan obscenos
como que con odio te quería.


jueves, 4 de febrero de 2016

Diferente.

Soy lo que nadie busca;
al que nadie gusta;
y es algo que nunca
podré disfrutar.

Ser tan diferente
me hizo perderme
en tantas ocasiones
que ahora me siento invisible.

Uno menos entre la muchedumbre
por ser quien escribe textos lúgubres
que cubren la urbe de nubarrones
y no vislumbra luz al final del túnel.

Compuse la poesía más triste
que jamás escuchaste
y preferiste irte
a curar mi desastre.

Si no levanto cabeza
es porque no hay nada que ver;
si hasta la grandeza de mi tristeza
acabó siendo cadáver.

Ahora prendo poemas
hasta hacerlos arder,
cuando ayer
hicieron tu pena más amena.

No sé si echas de menos que te escriba
o soy yo el que añora cada madrugada
que leas con una sonrisa
cada palabra dedicada.

Ahora que sé que todo se acaba
y que ya ni siquiera me miras
quiero darte las gracias
aunque no hubiera despedida.

Por darme una oportunidad;
por hacerme sentir alguien;
por dejarme entrar en tu vida
pese a que en ella ya no sea nadie.

Entiendo que te fueras
nadie hubiera aguantado más;
si detuve hasta la primavera
que Neruda dijo que no detendrían jamás.

Vuelvo a ser el solitario
que escribe en el papel;
sin más destinatario
que nuestro ayer.