A mil kilómetros por carretera
y anhelando recorrer esta,
sabiendo que tras ella me espera
el final de la tempestad.
Tus brazos como rescate
a mis gritos de socorro.
Hoy toda mi felicidad borro;
ojalá te hubiera conocido antes.
Antes de darme a las calles
y de fundirme con el asfalto.
Ojalá voláramos alto,
por encima de los mares.
Agarrados de la mano,
atados a la libertad;
queriendo despertar
en un planeta lejano.
Imaginar no es en vano
si conseguimos un ápice,
y nos convertimos en artífices
de mundos menos quemados.
Transformando nubes
en cielos despejados
y la tristeza de esta urbe
en un distante pasado.
Por unos instantes
consigo estar a tu lado,
dando por fin resultado
a lo de imaginarte.
Esperando a que las utopías
sean realidades,