jueves, 31 de marzo de 2016

Por no poder regresar al pasado.

La felicidad sigue escondida
en las calles que recorrimos
y hoy andan tan perdidas
añorando lo que fuimos.

Quién volviera atrás
con la inocencia como armadura,
hoy que sé que el tiempo nada cura
y que todo es un constante ojalá.

Cuando vivir se convierte en tortura
y la paz de tu regazo queda tan lejos,
a menudo me hace pensar que dejo
dentro de ti mi parte más oscura.

Las sensaciones futuras
nada tienen que ver
con la bella lucidez
de una primera vez tan pura.

Este sinsabor conexo al vacío
de repetir acciones pasadas,
que ya no saben a nada
por dejar de ser desafíos.

He aquí lo nocivo de la madurez
y la pérdida del candor de la infancia;
desde que lo veo todo con tanta nitidez
que no queda lugar para la ignorancia.

Cuánto cuesta ser feliz sin esta
y cuánto se resta a cada paso.
Hoy el cielo al sol secuestra
hasta la hora del ocaso.

El alba ya no es apreciada
por los más compungidos,
pues solo las madrugadas
conocerlos han querido.

Tristes y adultos acabamos
viendo la vida como un castigo;
de nosotros mismos enemigos
por no poder regresar al pasado.


viernes, 25 de marzo de 2016

Querernos es hacer justicia.

Qué sensación persigo
cuando te conviertes en mi vértigo,
transformando al verso en amigo
y el volverse loco en ético.

Por unos momentos
dejo mi pesar a un lado;
pese a que el dolor pase lento
y contigo el tiempo pase rápido.

Cuántos poemas mereces
en la más gélida primavera,
tú que haces brotar flores de la nieve
y podrías ser la musa de mil poetas.

Dediqué un centenar de poesías
a mujeres llenas de vacío,
valorándolas en demasía
por no saber del saber de tus labios.

Tú que me enseñas a combatir fantasmas
cuando las pesadillas son solo sueños
que se sueñan en la cama.

Me esperas a mil kilómetros de distancia,
restando importancia a que no podamos huir
para perdernos en algún rincón de Australia,
cambiando este cielo gris por uno añil.

Tú que en las noches más oscuras
haces que no derroche mi literatura
en escribir a la soledad que me tortura.

Consigo sacar poesía de la inmundicia
cuando entre sucias calles te encuentro,
porque dentro de este sufrimiento
querernos es hacer justicia.


lunes, 21 de marzo de 2016

Ya no somos los mismos.

Ya no somos los mismos,
algo dentro nuestro cambió,
o quizá solo eran espejismos
que ahora recuerdos son.

Cuánto daría por volver a ser
amigo y confidente,
ahora que muy probablemente
no nos volveremos a ver.

Quién fuera hoy el pájaro
que anda en bandadas
y no camina cada sábado
en esta ciudad deshabitada.

No imantaré personas inanimadas
para dejar de ser solitario,
con polos más fríos que la Antártida
me encuentro a diario.

Que no me sigan allá donde vaya,
los gusanos de mi barriga
evolución no mendigan,
pues aún están por estallar.

Si alguna vez hubo mariposas
sus alas fueron cortadas,
y no me valen coartadas
que digan que pueden nacer otras.

Tanta ternura me pasó factura,
lo pienso al deambular
en noches oscuras que duran
lo que dura una eternidad.

Este abandono a mi persona
no tiene justificación alguna;
ahora soy un grano de arena
entre cúmulos de dunas.

Escribiendo poesía
hasta a quienes no la merecen,
pero sueño todavía
con que el amor no perece.

Surgiendo realidades de utopías
que dejen de lado mi nostalgia,
y devolviendo la magia
a las noches más vacías.


viernes, 18 de marzo de 2016

Aun así quiero soñarte.

A años luz de volver a querernos,
anoche soñé que éramos uno,
y ahora recordando asumo,
que a menudo te echo de menos.

Y aún me pregunto el porqué
decidí poner punto y final,
queriéndote como nunca querré
pero sin poderlo demostrar.

Como dijo Benedetti,
será que el primer amor
le deja a uno más huellas
que ningún otro.

Se atisban los estigmas
entre los amores rotos,
porque podrán haber otros
pero la nostalgia será la misma.

Se puede destruir incluso el mundo
pero no un sentimiento,
de esos que te dejan mudo
y en ocasiones sin aliento.

Te escribo poemas,
que seguramente nunca leerás,
pero no hacerlo más me quema
pues debí haberlo hecho tiempo atrás.

Cenizas quedan
del fuego que nos calentó
pero velas recuerdan
 que nuestro amor ya pasó.

Aun así quiero soñarte,
recordar lo que fuimos,
porque aquí o en otra parte
anhelo seguir contigo.


martes, 15 de marzo de 2016

Crisis existenciales.

Si las crisis existenciales
ausentan a mis ganas de vivir
siempre me quedará escribir
cuando con solo llorar no vale.

No volveré a hacer promesas
tomando como premisa la prosa,
ni arrancaré espinas a la rosa
como pretexto para volverte a besar.

Este estado de soledad
colmado de un vacío atroz
hizo que me dejara la voz
en esta deshabitada ciudad.

Sé que nadie apagara las llamas
que por dentro me calcinan,
y que damas que amaba,
hoy agravan mi ruina.

Dediqué poemas a farsantes,
musas enmascaradas;
si lo hubiera sabido antes,
mis bolígrafos serían espadas.

Que nada me reprochen
con este constante sinvivir,
si en días así escribí
que iluminaban mis noches.

Hoy tan oscuras como jamás imaginé,
vivo en una vorágine de dolor que no cura.
Lunes falto de ternura terminé;
el martes que todo irá igual me asegura.

Cuán vacío debo estar
para que este me supere;
sigo sin encontrar respuestas
cuando pregunto a los anocheceres.


sábado, 12 de marzo de 2016

Ardientes escalofríos.

Se demora la primavera
junto con mi esperanza,
nunca dejé que disuadieran
mi falta de confianza.

La balanza no se decanta
por un porvenir mejor;
grillos dejaron de cantar
para no desgastar su voz.

Tras un manto de niebla
y entre vasos de ginebra
se esconde tu silueta
y la literatura de un poeta.

Cómo aúno ambas piezas;
tu esencia y mis poemas,
si solo expreso tristeza
en cada uno de mis temas.

Tú en Roma,
yo ahogado en Venecia;
son las consecuencias
de amar tu persona.

Intento llenar el vacío
tirándome a este,
ya no me seducen ríos
que nadar a contracorriente.

Consciente del desvarío
que supone quererte
y los ardientes escalofríos
 de imaginarte y no tenerte.

Vivo donde las quimeras
son mi única realidad
y te haces de rogar
en una eterna espera.


martes, 8 de marzo de 2016

Recordarte para herirme.

Cada uno de los estigmas
que en mi piel dejaste
se alían con el desastre
tornando mis rimas en enigmas.

Intrincados contrastes
entre amor y placer;
al primero lo mataste,
el segundo cayó con el anochecer.

A millones de años luz
vislumbré estrellas,
dándome ellas
más claridad que tú.

 Qué esperar de ti
y tus cualidades intrínsecas,
imperecedera egocéntrica,
me obligaste a partir.

No hay despedida más triste
que no poder despedirse;
tu nombre yace en mi laringe
pero no esperes que lo grite.

Bastante tengo con no poder
desprenderme de él,
y leer en cada papel
que fue imprescindible.

Teñí de rojo mis paredes
porque me recordaban a la sangre
que el cielo vierte en los amaneceres
que no puedo tocarte.

Tu compañía me hizo valorar
aún más soledad,
pero quién no implora ahora
un hombro al que llorar.

Al menos conseguiste verme
cuando parecía invisible,
pero te será imposible
volver a quererme.

Y yo no quiero engañarme,
solo dormir eternamente,
e inconscientemente,
recordarte para herirme.


martes, 1 de marzo de 2016

Una mente suicida.

Admiro a quien hizo de su vida
una poesía más que dichosa.
Yo llevo rosas marchitas a la mía,
que ya descansa en una fosa.

Una inmensa soledad me asola.
¿Quién resucitará mi jardín de amapolas?
¿Quién regará sus flores que no brotan
si las lágrimas de mis ojos se agotan?

Seguramente emerja un bosque
frígido y sombrío;
con nombres tallados en los árboles
de idilios perecidos.

Cuántas cartas de suicidio
habré escrito,
hasta perder el vértigo
al borde del precipicio.

A diario me pregunto
cuánto cuesta ser feliz;
a cada cicatriz,
nadie puso un punto.

Toda herida sigue abierta,
el tiempo no hizo olvidar.
Mi felicidad se debió suicidar
o naufragó en una isla desierta.

Apretaré el reloj contra las venas
hasta cortar el flujo de su sangre,
antes de seguir con esta condena
que desde mi génesis traje.

Qué óbito tan placentero
si en este mundo indómito
el tiempo nos controló
para no hacernos eternos.

Una oda a la muerte
en ausencia de la vida.
Atte: Una mente suicida.