Tengo a la vida en un punto muerto
planteándose estar muerta y punto;
domingos cierran callejones abiertos
y cielos por los que fugarnos juntos
ha renunciado a soplar el favonio
para así no propagar el infierno,
junio tiene un calor del demonio
y el patrimonio del sol de invierno
tengo que convertir este desierto
en una exorbitante charca de hielo,
para que el sol sea el punto muerto
y mi vida haya ganado este duelo.
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