requebrar a la nada,
de ti me separa
este infierno y un mundo
si en el cielo te hallas.
Tus manos de nube
acariciando aviones,
tu pelo camuflado
en amaneceres azules.
Están tan distantes
nuestras almas,
siendo la tuya diamante
y la mía sin valer nada;
humeante entre brasas
y lejos de cualquier mar,
qué odisea llegar a tu lugar
atrapado en esta jaula.
Solo nos cruzaría la desgracia
o en su lugar mi insistencia,
que agacharas la cabeza
y encontraras mi mirada,
ya que es arduo
construir una escalera
de infinitos peldaños
o narrarte mis poemas
desde tan abajo.
Haces sombra al sol
y yo soy trasnochador,
he aquí mi única ventaja
que todos descansan
y yo busco tu voz.
Es posible que exista
lo imposible, pero
la ínfima posibilidad
hace que resista.
Aquí te dejo escrita
mi carta de libertad
y mi futura visita.
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