sábado, 10 de octubre de 2015

Cambiaste tanto.

Cambiaste tanto
que no te reconozco
y ya no quedan focos
en este teatro.

Se apagaron las luces
se fueron los presentes
y el ayer
ya yace distante.

Quizá una máquina del tiempo
nos vuelva a unir
mientras, el devenir
de la vida contemplo.

Pero no ahora
cambiaste tanto
que convertiste minutos
en horas.

Nadie tuvo la culpa
si el tiempo pasa
y ahogo en copas
todas mis lágrimas.

Tal vez te eche de menos
y tú pienses que no
o quizá solo sea un trueno
que suena de vez en cuando.

En los momentos
que pasaba contigo
noches de frío
haciendo de abrigo.

Puede que sigas leyendo
todo lo que escribo
o que cerraras mi blog
forzando el olvido.

Ya te siento lejos
pero quedan recuerdos
cada vez más difusos
de nuestro difunto amor.

Me enfrento al pasado
y a veces incluso sonrío
porque cada segundo
moriría por repetirlo.

Si diste mis sentimientos
por muertos
lee los escritos
que aquí dejo.

Pero cambiaste tanto
que aún me cuesta asimilar
que mataste tu encanto
solo para poderme dejar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario