jueves, 4 de febrero de 2016

Diferente.

Soy lo que nadie busca;
al que nadie gusta;
y es algo que nunca
podré disfrutar.

Ser tan diferente
me hizo perderme
en tantas ocasiones
que ahora me siento invisible.

Uno menos entre la muchedumbre
por ser quien escribe textos lúgubres
que cubren la urbe de nubarrones
y no vislumbra luz al final del túnel.

Compuse la poesía más triste
que jamás escuchaste
y preferiste irte
a curar mi desastre.

Si no levanto cabeza
es porque no hay nada que ver;
si hasta la grandeza de mi tristeza
acabó siendo cadáver.

Ahora prendo poemas
hasta hacerlos arder,
cuando ayer
hicieron tu pena más amena.

No sé si echas de menos que te escriba
o soy yo el que añora cada madrugada
que leas con una sonrisa
cada palabra dedicada.

Ahora que sé que todo se acaba
y que ya ni siquiera me miras
quiero darte las gracias
aunque no hubiera despedida.

Por darme una oportunidad;
por hacerme sentir alguien;
por dejarme entrar en tu vida
pese a que en ella ya no sea nadie.

Entiendo que te fueras
nadie hubiera aguantado más;
si detuve hasta la primavera
que Neruda dijo que no detendrían jamás.

Vuelvo a ser el solitario
que escribe en el papel;
sin más destinatario
que nuestro ayer.


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