jueves, 25 de febrero de 2016

Inocencia.

A duras penas
sigo caminando
en noches de luna llena
que vacío me dejaron.

No solo los bolsillos
por no ser millonario;
el dinero es secundario
rodeado de cuchillos.

Esta madrugada
yo a los grillos canto
centinelas pasadas
que ellos me enseñaron.

En el rincón más solitario,
me siento a esperarte,
sin que la tristeza se aparte
un segundo de mi lado.

Quise no crecer
para no perderte,
y me perdí al creer
que eso era suficiente.

Ahora que apenas quedan horas
para llegar a los veinte,
en mi interior aflora
el anhelo de tenerte siempre.

Solo un ápice de lo que fuiste ayer;
la mujer que dio vida a mis lápices,
con los cuales felices paisajes coloreé
y no supe de la tristeza y sus tonos frágiles.

Inocencia, no te olvides de volver;
cada febrero te espero,
añorando la niñez
donde el dolor era más efímero.


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