Ya no somos los mismos,
algo dentro nuestro cambió,
o quizá solo eran espejismos
que ahora recuerdos son.
Cuánto daría por volver a ser
amigo y confidente,
ahora que muy probablemente
no nos volveremos a ver.
Quién fuera hoy el pájaro
que anda en bandadas
y no camina cada sábado
en esta ciudad deshabitada.
No imantaré personas inanimadas
para dejar de ser solitario,
con polos más fríos que la Antártida
me encuentro a diario.
Que no me sigan allá donde vaya,
los gusanos de mi barriga
evolución no mendigan,
pues aún están por estallar.
Si alguna vez hubo mariposas
sus alas fueron cortadas,
y no me valen coartadas
que digan que pueden nacer otras.
Tanta ternura me pasó factura,
lo pienso al deambular
en noches oscuras que duran
lo que dura una eternidad.
Este abandono a mi persona
no tiene justificación alguna;
ahora soy un grano de arena
entre cúmulos de dunas.
Escribiendo poesía
hasta a quienes no la merecen,
pero sueño todavía
con que el amor no perece.
Surgiendo realidades de utopías
que dejen de lado mi nostalgia,
y devolviendo la magia
a las noches más vacías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario