viernes, 25 de marzo de 2016

Querernos es hacer justicia.

Qué sensación persigo
cuando te conviertes en mi vértigo,
transformando al verso en amigo
y el volverse loco en ético.

Por unos momentos
dejo mi pesar a un lado;
pese a que el dolor pase lento
y contigo el tiempo pase rápido.

Cuántos poemas mereces
en la más gélida primavera,
tú que haces brotar flores de la nieve
y podrías ser la musa de mil poetas.

Dediqué un centenar de poesías
a mujeres llenas de vacío,
valorándolas en demasía
por no saber del saber de tus labios.

Tú que me enseñas a combatir fantasmas
cuando las pesadillas son solo sueños
que se sueñan en la cama.

Me esperas a mil kilómetros de distancia,
restando importancia a que no podamos huir
para perdernos en algún rincón de Australia,
cambiando este cielo gris por uno añil.

Tú que en las noches más oscuras
haces que no derroche mi literatura
en escribir a la soledad que me tortura.

Consigo sacar poesía de la inmundicia
cuando entre sucias calles te encuentro,
porque dentro de este sufrimiento
querernos es hacer justicia.


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