jueves, 31 de marzo de 2016

Por no poder regresar al pasado.

La felicidad sigue escondida
en las calles que recorrimos
y hoy andan tan perdidas
añorando lo que fuimos.

Quién volviera atrás
con la inocencia como armadura,
hoy que sé que el tiempo nada cura
y que todo es un constante ojalá.

Cuando vivir se convierte en tortura
y la paz de tu regazo queda tan lejos,
a menudo me hace pensar que dejo
dentro de ti mi parte más oscura.

Las sensaciones futuras
nada tienen que ver
con la bella lucidez
de una primera vez tan pura.

Este sinsabor conexo al vacío
de repetir acciones pasadas,
que ya no saben a nada
por dejar de ser desafíos.

He aquí lo nocivo de la madurez
y la pérdida del candor de la infancia;
desde que lo veo todo con tanta nitidez
que no queda lugar para la ignorancia.

Cuánto cuesta ser feliz sin esta
y cuánto se resta a cada paso.
Hoy el cielo al sol secuestra
hasta la hora del ocaso.

El alba ya no es apreciada
por los más compungidos,
pues solo las madrugadas
conocerlos han querido.

Tristes y adultos acabamos
viendo la vida como un castigo;
de nosotros mismos enemigos
por no poder regresar al pasado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario