jueves, 29 de diciembre de 2016

Balada triste de mi voz.

En la balada triste de mi voz
nadie aplaude y todos lloran,
mas en este salón estoy solo yo.

No es una obra de teatro, no,
solo es un teatro en obras;
tampoco es una ópera
sino operar mis sobras.

Soy la marioneta descosida
que resbaló de tus manos
en un incendio sin salida.

Qué inflamable la madera,
mis hilos, la tela y mi vida;
qué bonitas manos de seda
las que provocaron mi caída.

No hay ningún resentimiento
ni lamento en la despedida
de nuestros sentimientos.

Pero qué triste controlar
a una marioneta en el suelo
pudiendo hacerla volar
tan solo con tus dedos.

Sin hilos y siendo libre,
nadie aplaude y todos lloran
por un amor imposible.


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