viernes, 16 de diciembre de 2016

Ciudad de papel.

Desde que sumiste mi vida
en la más miserable ruina,
mi mano de obra escribe
sin querer reconstruir
ni un ápice de lo que tú
un día destruiste.

Aun así tampoco creo
que una ciudad de papel
resista los envites
de los vientos de invierno,
así que le prenderé fuego
con tinta como combustible.

Iniciaré un incendio mudo
salpicado por lágrimas,
y avivando la llama
verás todo aquel humo
que hoy reúno
en media página.


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