jueves, 1 de diciembre de 2016

Ni monedas sueltas.

Zapatos rotos, folios reciclados,
camisas a cuadros descosidas;
algún cigarro recién apagado,
y tras él una vela encendida.

Agua fría en la piel herida,
comidas no más de dos al día;
guardadas notas de despedida
escritas desde un alma vacía.

Silencio entre cada maullido,
la voz muda, el oído agudo;
sueña en color el dormido,
blanco y negro veo el mundo.

Los bolsillos dados la vuelta
para solo encontrar soledad;
no tengo ni monedas sueltas
pero tampoco quiero caridad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario