Nacemos solos,
morimos solos;
como ríos
de montaña
que van a parar
al mar.
En el paso intermedio
se halla el desconsuelo;
nacer y morir no duele;
ver cómo se van tus afluentes
es lo que quita el sueño.
Hace tiempo que me sequé
y que mis afluentes se fueron;
hace demasiado que no llueve
y que nubes no pasan por mi cielo.
Ha pasado otro viernes
y no hay nada que llene
el vacío de mi cauce.
Evaporado quizá siga siempre
y la muerte no necesite cruzarse.
Ya muerto en vida, el río de montaña.
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