sábado, 13 de agosto de 2016

Tu sonrisa color albo.

Se derriten relojes
como en cuadros de Dalí
esperando a que el viento deshoje
las flores mustias de mi jardín.

Ya no quedan manos que alojen
a lo que late dentro de mí,
hoy las mías recogen
sangre color carmesí.

Sufrí por ti lo insufrible
morí y volví a resucitar;
hoy mi corazón es intangible
y solo de lejos lo puedo mirar.

En el mundo sensible
no hay cura para este pesar
pues pensar duele el triple
de lo que pude imaginar.

Escribo para sobrevivir
no para agradar a nadie;
escribo en mi piel con bisturí
y en la tuya quise hacerlo en braille.

Todavía queda hollín
con el que pintar el baile
en lienzos color marfil
tiznados por el aire.

Ese baile pendiente
con tus curvas de vértigo
nadando a contracorriente
sin importarme lo eléctrico.

Cuántas veces fui paciente
de tu instrumental médico
y cuántas aun ausente
te trasladé a lo poético.

Lluvias de estrellas
me dejan atormentado
si fugaces mis huellas
de ti se han alejado.

Al mar lanzo botellas
con poemas quemados
que hicieron mella
en tu sonrisa color albo.


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