viernes, 6 de noviembre de 2015

Aún vive.

Escuchando a Clint Mansell
mientras aguardo a que me salves
de esta catástrofe interminable
que significa esperarte.

Quiero coger cualquier tren
para ir a buscarte
pero ni el destino sabe
dónde te escondes.

Ya no sé a qué escribirle
si desconozco tu nombre
pero te veo en los desfiles
de mis ríos de sangre.

Hace mucho que me desarmé
y sin escudo para defenderme
intento sepultar anocheceres
en los que no rozo tu piel.

Mis intentos de abstraerme
para poder encontrarte
acaban siendo inútiles
si me apuntan con fusiles.

Si me matan diles
que como ellos hay miles
pero la poesía no se rinde
y prescinde de sus bienes.

Que me coloquen grilletes
que no lograrán frenarme
que un día sus billetes
no los querrá nadie.

Solo si logras conocerme
sabrás que mi poesía no se vende
y que lo que mis manos escriben
durará para siempre.

En cientos de locales
intenté evadirme
sin ver que el vacío es
el peor crimen.

En cada vaso me ahogué
tal vez para verte doble
pero siempre acabé
entre estas cuatro paredes.

También entre papeles
con tinta invisible
tal y como eres
abstracta y libre.

No sabría definirte
así que te pongo un interrogante
por si existes
y resultas inefable.

Si no apareces
antes de irme
deja flores
al despedirte.

Serán inmarcesibles
si me quieres
y lo que logré escribirte
aún vive.


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