jueves, 26 de noviembre de 2015

La mayor sala de tortura.

Tu cama fue la mayor sala de tortura
donde hubiera cambiado noches de sexo
por textos de Pablo Neruda.

Preferí verte desnuda
a la luz de la luna
porque la cura a mi locura
era rozar tu piel a oscuras.

Por saber que mis escrituras
acabarían en pretérito
y es que el presente no tiene mérito
si el pasado queda en la basura.

Las heridas aún supuran
mi dolor agotó tu crédito
y el amor decrépito
terminó con la ternura.

Hoy no puedo verte ni en pintura
porque te pinté cielos celestes
en forma de armadura.

Ya no pierdo el norte
pierdo de vista el este
allá donde un tren
me llevó a conocerte.

Donde avisté días mejores
camuflados por falsos colores
en el cual se pudren las flores
que parecen inmarcesibles.

Donde las rosas son sables
y tú apuñalas donde más duele.
Allá donde el dolor parece invisible
e irreversible se vuelve.

Me fui yo para no volver
para escribir en papel
lo que no pude ayer.


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