martes, 10 de noviembre de 2015

Espacio entre dos letras.

Entendí que la poesía
no es tan sencilla
como hacer brillar
a una luz apenas nítida.

Que solo una orilla
puede acabar con castillos
hechos de arena,
y que se pueden hacer dunas
de los granos de esta.

Aprendí que las palabras
aplacan más que la violencia
y que un espacio entre dos letras
es muchísima distancia.

Que la esencia se queda
pero la persona se marcha.
Que más que huella deja mancha
y que esperar que vuelva es una condena.

Enseñé a amar a una persona
que ya ni siquiera está.
Y que amará a otra
sin quererme recordar.

Pese a que nadie le pueda dar
lo que yo en dos años de vida.
Ya que las despedidas no se enmarcan
si uno de los dos la prefiere olvidar.

Recé a lo que no existe
para ver cielos celestes
y llevar al polo norte
todos mis días grises.

Ahora solo recuerdo que te fuiste
que mis días siguen siendo tristes
y que una vez más poetizaré
sobre verme en un coche fúnebre.


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