domingo, 26 de julio de 2015

Dicen que todo acaba.

Ojalá Morfeo me lleve al sueño eterno
y en un cielo lejano pueda descansar.
Mis ojos ya no sueltan lágrimas
porque van a parar a tu mar
y al fin y al cabo las ignoras.
Las siete de la mañana
y desayuno rutina.
No es que me llene
sino que en eso
se basa mi vida.
Dejo apartada la boda
con la almohada
esta noche no duermo.
Llevadme al infierno
a ver si así siento algo.
Dame un trago de veneno
que el ibuprofeno
lo tengo muy visto
y el dolor no se cura
con medicamentos.
Genocidio de neuronas
cada vez que pienso en las personas
que se han ido.
Saboreo los placeres de la vida
mordiendo el polvo
que dejan las despedidas.
Llama el sol a mi ventana
y la persiana se cierra.
Entierra este cadáver
no quiere estar sin luna.
Qué vas a saber
de mis dudas
si la mayor tuya
es el miedo
a que te excluyan.
Si oyes al lobo aullar
no huyas
solo está llamando a la soledad.
Ya no llamará a tu puerta
cambiaste la cerradura
enseñaste a tus cabritillos
que a desconocidos
no deben dejar pasar.
Tantas metáforas
para ver si entiendes
lo que es amar
y que te lancen por la borda.
Lo bordabas cuando decías
que me querías
y bombeaba mi corazón
al creerse semejante tontería.
No esperes que me ría ahora
pido la hora al árbitro
y hay prórroga
por rogar que vuelvas
pierdo la final.
Dicen que todo acaba
pues cavaré mi tumba
rumbo hacia nunca jamás.
Y nunca jamás veré
los ojos que nunca quise
dejar de mirar.
En un mirador
con vistas al mar
tira mis cenizas.
Como si fueran
las de un volcán
porque escupí lava
cuando no pude hablar.
Así explota la ira
mira la cara de la moneda
que la cruz me la llevo yo
a la deriva.

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