Echando de menos mi infancia
y a algún árbol que florecía
hoy todos son flores mustias
y sensaciones cada vez más vacías.
El paso del tiempo lo jode todo
y raudo pasó todo lo bueno.
Ni la memoria o las fotografías
me devolverán aquello que sentía.
El reloj de arena se vacía tan rápido
y es un sátiro que se ríe a mis espaldas
pues me hace narrar experiencias pasadas
dejándome frustrado y malherido.
Medito en lo que ocurrió
y no en lo que ocurrirá
pues me da más que pensar
el ayer que el mañana.
Propenso a mirar hacia atrás
como si me persiguiera algo
corro pero no puedo escapar
es imposible ponerse a salvo.
A solas a todas horas
mi mente en obras
destruyendo historias
y creando otras nuevas.
Anhelando una máquina del tiempo
para salir del infierno
volver al colegio y solo
preocuparme por hacer amigos.
Mendigo felicidad al cosmos
y con soledad me abrigo.
Sé que no escuchará mis ruegos
y que juega a su antojo.
De rojo tiñe mi mundo
y con este me fundo
convirtiendo lágrimas
en fuego.
Quedan cenizas de aquellos días
pero ni con gasolina se prenden
aprenderé a ser fuerte
solo si estas vuelven a encenderse.
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