martes, 8 de septiembre de 2015

El eco de tus susurros.

A pesar de no conocerte mucho
quiero destruir las noches
en las que no escucho
el eco de tus susurros.

Ya que con tu voz
al menos puedo ver
algo de sol otra vez
en medio de estas nubes.

Déjame llevarte donde
los dioses ni siquiera suben
más allá del más allá
del que aún presumen.

A ver si callan
y entre estas calles
vuelven a brillar
todas las estrellas.

No te diré que tú eres una de ellas
pero dejas huella en mi cielo
pasando de centella a rayo
y yo anhelando que no te vayas.

Si me pasé de la raya
fue para llegar a la meta
donde sabes que el poeta
siempre gana.

Con un trazo firme
pero sin encontrar palabras
que descubran la realidad
que sería poder describirte.

Mi ciudad aún en llamas
yo esperando tu llamada
tú reuniendo fuerzas
para poder apagarla.

No pido más
que un final que no sea triste
si mis poemas
solo eso exigen.

Te exhibes en mis sueños
y no soy dueño de mis declives
la clave es mantener el fuego
sin que este me calcine.

Sé que tú lo harías aun sin pedírtelo
y aún quedan pétalos de flor
que tras ser pisoteados
se aferran a tu líquido.

Si mis lágrimas son veneno
las tuyas pusieron freno a las mías
para llenar de nuevo
lo que dentro mío se vacía.


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