Qué más que quemar lo que queda,
que arde y tarde o temprano nos aleja.
No hay cuento sin moraleja,
pero no hay mayor moraleja
que no esperar una y buscarla.
Tardas, y el tiempo no perdona.
No lo dijo el karma, sino aquel
que nos avieja.
Se hacía vieja la hora,
y no fue sorpresa que no aparecieras.
Fuera nadie te espera;
buscas, encuentras, pierdes,
y vuelta a empezar.
Es la senda en la selva de bestias,
maquilladas para ser bellas.
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